Yo tengo un sueño…
¿Cuál es el tuyo?
Se cierra un año, y empieza otro. ¿Qué importancia tiene esto? Un día sucede a otro; el primer día de enero, al último de diciembre. Igual que el primero de octubre, al último de septiembre. O si apuramos el argumento, el tres de abril, al dos de abril.
Se trata de una convención social, una marca imaginaria en nuestra agenda, que en virtud de la adopción del calendario gregoriano en 1582 distribuye nuestro tiempo de una determinada forma. Como otro calendario lo distribuiría de manera diferente. Por ejemplo, el calendario juliano, al que sustituyó, que a su vez fue instaurado por Julio César en el año 46 a.C.
¿A qué viene todo esto? En mi caso particular, ya que obviamente es el caso que más a mano tengo, 2023 ha sido el año en que he publicado «Vida y Maratón, Maratón y Vida – 42,195 kilómetros de aprendizaje» (https://www.vidamaraton.com/), lo que ha supuesto una experiencia extraordinaria en mi vida. En este año, 2023, donde, por otro lado, he cumplido 50 años.
Pero no quiero extenderme ahora sobre lo pasado, las experiencias que he vivido, e incluso estoy viviendo, en esta aventura. Varias de ellas las he ido relatando, y reflexionando sobre ellas, en el propio blog de la página (https://www.vidamaraton.com/blog/).
No. Hoy quiero centrarme en el camino que quiero recorrer desde hoy, todavía en 2023, desde mañana, ya 2024. ¿A qué aspiro con «Vida y Maratón…»? ¿Cuál es mi sueño? ¿En qué medida se relacionará con la idea y objetivos que albergaba al inicio de esta estupenda carrera…?
Empecemos por el principio, que generalmente suele ser la mejor forma de abordar cualquier asunto. ¿Qué quería al escribir el libro?
Realmente, no era una pregunta que yo me hubiera formulado de manera explícita, hasta que me la planteó de forma directa una persona muy cercana, y me vi obligado a ello. Y ahí me encontré con una serie de motivos, sin saber cuál pudo pesar en mayor medida, pero que desde luego se complementaban: reto y ganas de saber hasta dónde podría llegar, deseo de profundizar en algo (correr) que me apasiona y a lo que dedico mucho tiempo, practicar un ejercicio de autoconocimiento, ánimo de asomarme a una nueva experiencia, voluntad de aportar ideas y reflexiones que tal vez pudieran ser de ayuda para alguien, algo de ego al creerme capaz de esta aventura y ser capaz de crear algo de valor…
Y en este punto, con el libro publicado hace 4 meses, con más de 200 ejemplares vendidos hasta la fecha, y habiendo recibido feed-back y opiniones de numerosas personas que han tenido la amabilidad de trasladarme sus impresiones, ¿qué espero? ¿Qué deseo? ¿Qué pido a 2024…? En relación a esta iniciativa, se entiende. No quiero frivolizar, hay cosas mucho más importantes sobre las cuales soñar, para este 2024, para ahora, y para siempre.
Sin irme por las ramas, mi sueño sería llegar con «Vida y Maratón…» a mucha más gente, personas más allá de mi círculo cercano, que no me conozcan ni lean el libro por amistad, curiosidad, incluso compasión, o motivos derivados de esa cercanía. Seguir contrastando si lo que he creado tiene valor en este contexto, si tiene valor para resonar en personas que no sepan nada de mí, si (en una palabra) «Vida y Maratón…» puede andar sólo, únicamente impulsado por sus méritos.
Sé que las dificultades son enormes. El ruido y la competencia de estímulos y llamadas, tanto en un plano de otros libros como de las múltiples distracciones que nos salen al paso cada día, es apabullante. Ahí es donde un modesto libro, de un autor desconocido, debe abrirse paso. En un campo de juego donde la competición es feroz.
Yo no disfruto del altavoz mediático que tiene cualquier autor consolidado, o el de un padrino o madrina que le brinden su dimensión mediática. Claro que trabajo en ello, porque sé que lo necesito para este viaje, y algunos intentos hay en el camino. Veremos.
¿A dónde llegaré?
No lo sé. Como si este proceso fuese el plan de entrenamiento de cualquiera de las maratones que he corrido, lo estoy acometiendo con todo mi empeño y voluntad. Si no lo hago mejor, es porque no puedo o no sé hacerlo mejor.
¿Me estoy equivocando en alguno de los pasos que estoy dando?
Seguramente, y a veces yo soy el primero que lo noto. Supongo que, en otras ocasiones, también me estaré equivocando, y no lo estaré sabiendo.
El dinero no es uno de los objetivos que tengo en mente, aunque lógicamente deseo recuperar lo invertido en esta aventura. Desde luego, si empiezo a rentabilizarla, tampoco me voy a apenar. Pero sí deseo continuar viviendo experiencias como las que he vivido hasta la fecha, seguir conociendo y hablando con personas a las cuales no habría accedido si no hubiera emprendido la marcha, y, en una palabra, seguir creciendo y aprovechando estos regalos que me voy encontrando a cada paso. Que, ojo, y no voy a pecar de falsa modestia, he trabajado para, al menos, tener la oportunidad de encontrarlos. Milagros, en Lourdes…
Podemos plantear la cuestión a la inversa: ¿cómo me sentiría de no haber tenido la voluntad, tesón o determinación de poner en marcha algo que empezó como una idea? Suponiendo que me acordara, porque podría ocurrir que no lo recordara más que de tanto en tanto, seguramente sería con pena. Porque tal vez haya dado con la combinación de elementos que me permitan asomarme a otra dimensión vital, y tal vez sea la única ocasión en mi vida en que tenga la suerte, talento o combinación de dones para lograrlo. ¿Cómo no pelear por ello?
Peleo y pelearé por ello, por tanto. Es mi sueño. Que no será tan trascendente, ni afectará a tantas personas como el sueño que Martin Luther King (emocionante: https://www.youtube.com/watch?v=_ZjKfDJ6UJA) declaró tener, pero para mí, es importante. Es mi sueño.
Me ha costado escribir estas reflexiones. Más que otras donde cuento, por ejemplo, cómo es hacer de liebre en una carrera, qué me gusta desayunar después de un entrenamiento, o cómo ha sido la presentación de «Vida y Maratón…» en tal o cual sitio. Ahora descubro más de mí, más de mi pensamiento, más de mi intimidad, y eso me cuesta.
Gracias a todas las personas que me han ayudado y acompañado. Ellas saben quiénes son, así que no hace falta mencionarlas.
Feliz 2024.