100 libros para una isla desierta.
Continuamos haciendo la maleta que empezamos a hacer la semana pasada (https://www.vidamaraton.com/100-libros-para-una-isla-desierta-parte-1/).
Ya vamos 50 libros. Lectura para más de un rato (o dos). Van los siguientes 25…
- CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (Gabriel García Márquez). Una bomba de relojería, desde el título se sabe cuál va a ser el final, pero no se puede evitar, nadie quiere evitarlo. Pura fatalidad que lleva al inevitable desenlace. En cierta manera, ocurre como esas escenas de las películas de Alfred Hitchcock, donde queremos advertir al protagonista de algo, porque sabemos algo que no sabe, y lógicamente no podemos. Y eso nos poner nerviosos, pero nos gusta y nos entretiene. El título ha trascendido al habla popular.
- EL TÚNEL (Ernesto Sábato). Como uno de los fantásticos cuentos de Edgar Alan Poe, una pesadilla, un relato en primera persona, una auténtica confesión, dura y perturbadora. No es un libro fácil, sí es apasionante.
- LAS MINAS DEL REY SALOMÓN (Henry Rider Haggard). Aventuras en el sentido más clásico de la palabra, de cuando el Imperio Británico dominaba África y gran parte del mundo. Leyendas, exotismo, personajes inolvidables, acción a raudales… Un libro para leer de niño, joven y adulto. No puede ser más entretenido.
- 1984 (George Orwell). Uno de los libros más influyentes del siglo XX, y de la historia, junto a «Un Mundo Feliz». El retrato futuro (1984 se veía como el futuro lejano cuando Orwell escribió el libro en 1947-48) de una sociedad absolutamente controlada por un poder centralizado (el «Gran Hermano»). 1984 forma parte de la cultura de Occidente, con mayúsculas. Provoca reflexiones profundas, tanto sociológicas como filosóficas. ¿Cuál es el precio de una persona? ¿Existe? En el debate entre seguridad y libertad, ¿qué pesa más? ¿Qué es la Historia? ¿Patrimonio de quien la cuenta? ¿Y quien puede reescribirla…? La clave la tiene O´Brien…
- PAPELES PÓSTUMOS DEL CLUB PICKWICK (Charles Dickens). El primer libro de Dickens, que se publicó por entregas. Imposible evitar las carcajadas cada pocas páginas. Quien piense que libros que no sean estrictamente actuales son un aburrimiento (unos tochos…) deberían leer a Dickens (que tochos son, sí, pero de aburridos no tienen nada…). Peleas, juergas, patas de cordero asadas, ginebra con agua caliente, y diversión a raudales con el señor Pickwick y sus amigos de club, su criado Sam Weller y su padre, y otros muchos personajes inolvidables, como el gordo mancebo Pedro, y su extraña propensión a quedarse dormido en todo momento.
- LAS UVAS DE LA IRA (John Steinbeck). La epopeya de una familia americana que en la época de la Gran Depresión huye de la miseria, abandona su hogar en el Medio Oeste, y se encamina por la Ruta 66 a California, el supuesto paraíso donde los melocotones se caen de los árboles, y donde al fin no encuentra más que explotación y más miseria. Más duro aún (por ejemplo, la última escena) que la ya de por sí dura película de John Ford y Henry Fonda, de 1939. Un relato imprescindible de los Estados Unidos de la década de 1930.
- FAHRENHEIT 451 (Ray Bradbury). Otra distopía estremecedora e imprescindible, una sociedad donde los bomberos no sofocan incendios, sino que queman libros, considerados artefactos peligrosos y a destruir porque mueven a la gente a pensar. ¿Puede estar ocurriendo lo mismo ahora…? Cuidado, pensar puede ser peligroso, al menos para quienes no quieren que algunas cosas cambien. Interesantísimas reflexiones aplicables hoy mismo.
- EL CONDE DE MONTECRISTO (Alejandro Dumas). La conocida historia de la venganza de Edmundo Dantés, quien, como ángel exterminador, dedica su vida a destruir la de aquéllos que provocaron la ruina y muerte de su padre, y casi terminan con su existencia. Aparte de esto, un impresionante fresco de la Francia de la primera mitad del siglo XIX, como ningún libro de Historia es capaz de plasmar. Intrigas, aventuras, emociones. De todo hay, y todo bueno, en este clásico.
- DRÁCULA (Bram Stoker). Drácula, otro de los personajes de la literatura representados mil y una veces en el cine, teatro, cuentos… El origen de todo está en las tradiciones centroeuropeas del Nosferatu, el «no muerto», soberbiamente relatado por Stoker en una novela epistolar y gótica que no pierde ni un ápice de belleza y fascinación con el paso de los años y las generaciones de lectores.
- LA LLAMADA DE LA NATURALEZA (Jack London). La historia de Buck, el perro lobo raptado y llevado como tiro de trineo por Alaska. Que termina al fin comprendiendo sus orígenes, y regresando a ellos. Apasionante y estremecedora, atemporal y bellísima, contada bajo el punto de vista del propio perro…
- ZALACAÍN EL AVENTURERO (Pío Baroja). Otro de los libros de Baroja que son como un cuento, una visita a su País Vasco de contrabandistas, buhoneros, carlistas, vagabundos, curas soldado y demás habitantes de su mundo particular. Zalacaín es, seguro, el hombre de acción que a Baroja le hubiera gustado ser. Inolvidables algunas escenas, como la del partido de pelota vasca.
- POR QUIÉN DOBLAN LAS CAMPANAS (Ernest Hemingway). La guerra civil española contada por un americano. Para unos, alguien que veía los toros desde la barrera (que también era verdad, ya que le encantaba la tauromaquia). Para otros, alguien que tuvo la distancia necesaria para ver las cosas como realmente eran. Este libro es muchas cosas, pero desde luego, con él vas al frente de batalla, no te aburres, y comprendes muchas cosas de la naturaleza humana. Las buenas, y las no tan buenas.
- EL HALCÓN MALTÉS (Dahiell Hamett). Es muy difícil no pensar en el Philip Marlowe interpretado por Humphrey Bogart en la película de John Huston, pero el libro que da origen a esa película es igual de negro, misterioso y fascinante. Diálogos duros y escépticos como el acero, en una historia que no da tregua. «Es el material con el que se forjan los sueños», frase de resonancias shakesperianas con que se cierran libro y película.
- EL AÑO DEL DILUVIO (Eduardo Mendoza). Una obra que se aleja del registro humorístico habitual del autor. Conmovedor y delicado. Aparentemente un relato modesto, es un libro que una vez se conoce, no se olvida.
- EL GOLEM (Gustav Meyrink). Otra de las criaturas fantásticas perdidas en la oscuridad de la noche de los tiempos. Esta vez, la extraña criatura creada artificialmente por un cabalista judío en Praga. Da escalofríos. Fascinaba a Borges.
- TRAFALGAR (Benito Pérez Galdós). El primero de los Episodios Nacionales, donde se nos presenta a Gabriel Aracil, que se ve metido de lleno en la batalla que da nombre al libro. Impresionante realismo de las descripciones de la batalla, te ves transportado a lo más cruento de la lucha, con fuego, metralla y muerte alrededor. ¡Lucha a muerte contra el almirante Nelson y los ingleses!
- LA ISLA DEL TESORO (Robert Luis Stevenson). Ho, ho, ho, y una botella de ron… ¿Quién no ha fantaseado de niño con encontrar un tesoro en una isla perdida del océano? Quizá ya no, y los sueños de hoy giran en torno a ser el nuevo influencer, o cosas parecidas. En todo caso, aquí está el origen de la leyenda, con el fascinante personaje del pirata Long John Silver. A quien, a pesar de su maldad y doblez, resulta imposible no querer. Esta visión resulta incluso más fascinante aún al ser contemplada por los ojos del joven protagonista. Una lección sobre la naturaleza humana. Legendario el pasaje donde se descubren las verdaderas intenciones de Long John Silver.
- FRANKESTEIN O EL MODERNO PROMETEO (Mary Shelley). Junto a Drácula, el personaje más famoso de la historia de la literatura de terror. Y del cine, tal vez. Narración llena de romanticismo, pasión y patetismo. Al final, nos terminamos compadeciendo de la pobre criatura creada por Frankenstein, quien, en su deseo de ser aceptada y amada, es rechazada por su fealdad externa, lo que desencadena una serie de acontecimientos que, en su tragedia, son inexorables.
- JECKYLL Y MR. HYDE (Robert Luis Stevenson). Lo realmente asombroso de esta ya de por sí asombrosa historia es cómo evidencia que todos albergamos en nuestro interior a los dos opuestos, el recto Jeckyll y el desviado Hyde. Otra lección de psicología y naturaleza humana en un libro que no pierde actualidad. Todo lo contrario. Tal es su fuerza que enriqueció el habla popular, cuando queremos hablar de las dos facetas de una persona, la buena y la mala. Y eso no es fácil.
- LA REGENTA (Leopoldo Alas Clarín). No se puede trazar mejor el ambiente de una ciudad pequeña española del siglo XIX. Retrato social detallado y minucioso. Vetusta. Seguramente, Oviedo. Agobiante, polvorienta, anclada en la tradición, clerical, provinciana. La pasión de Ana Ozores, la Madame Bovary española, y el Magistral, el Claude Frollo nacional. ¿Naturalismo? ¿Realismo? No sé. Impresionante.
- EL HOMBRE SENTIMENTAL (Javier Marías). Uno de los primeros libros de Marías, y, como en muchos de ellos, no ocurre nada y ocurre todo. Personajes muy bien trazados, que expresan perfectamente lo que quieren expresar. Un auténtico ejercicio de lo que constituye una novela.
- EL SABUESO DE LOS BASKERVILLE (Arthur Conan Doyle). Seguramente, la obra más famosa de Sherlock Holmes y, por extensión, de Conan Doyle. Espectral, alucinante, misteriosa, se siente el frío y la niebla de las colinas y páramos desolados del centro de Inglaterra. Se hiela la sangre con el aullido del sabueso, que proviene del mismo infierno. Llevada al cine en numerosas ocasiones, ocurre que (como, por ejemplo, en Drácula), lo que se lee, y, por tanto, no se ve pero se imagina resulta mucho más aterrador que lo que se ve. En esto, seguramente, la literatura va por delante del cine.
- LA CIUDAD DE LOS PRODIGIOS (Eduardo Mendoza). Monumental recorrido por la Barcelona de las primeras décadas del siglo XX, por ese maestro de la narración, a veces picaresca, a veces realista, pero siempre original, que es Eduardo Mendoza. Profundo conocedor, además, de Barcelona y su alma. Imprescindible, dan ganas de leerlo de nuevo cada vez que vas a Barcelona. Estupendos, otra vez, algunos de sus nombres (Guitarrí & Guitarró…).
- LA PESTE (Albert Camus). Inolvidable y angustiosa. De nueva actualidad tras la Pandemia Covid-19. Con sorpresa final incluida.
- EL PROCESO (Franz Kafka). Leer cualquier libro de Kafka, sus cuentos incluidos, es una experiencia singular. Porque es un autor singular. Un ambiente de irrealidad (de ahí el término «kafkiano», como es sabido) impregna cada página. En este caso, el recorrido de un proceso judicial incomprensible e ininteligible. Uno se siente tan perdido como el pobre protagonista. ¿Reflejo de la vida real? Cada cual opinará…
(continuará…)