El grupo de entreno…

«Si quieres ir rápido, ve solo; si quieres llegar lejos, ve acompañado», dice el proverbio.

Dicen, además, que es un proverbio africano. ¿Será de keniatas…? Pues habrá que hacer caso, que para algo son los que saben de esto.

Es el grupo de entreno, el grupo (a secas), la grupeta, el equipo, los otros, el resto, los «demás»…

Formas diferentes de llamar a una misma entidad, en la que nos integramos y de la que formamos parte con un sentimiento íntimo de pertenencia que, muchas veces, es motivo de orgullo. Por sentir que merecemos estar ahí, entre gente tan admirable y a la que, por supuesto, admiramos. Y a la que imitamos, tratando de parecernos a ella.

Bien mirado, es una pequeña familia con la que, en determinados momentos, pasamos casi más tiempo que con nuestra familia verdadera.

Claro está que hay quien prefiere entrenar en soledad, afortunadamente las personas somos diferentes, y en esto hay que hacer lo que a cada cual apetezca. Pero es quizá cada vez más frecuente que ejercitemos nuestro espíritu gregario y busquemos aliados para practicar ese deporte que tanto nos gusta. No en vano Aristóteles, del que no consta que fuera runner, pero al menos una o dos cosas sí sabía, nos definió a los hombres (también lo son las mujeres, desde luego, pero para los griegos, por muy democráticos que se consideraran, sólo contaban de verdad los varones…) como «animales sociales».

El grupo es apoyo, disfrute, comunidad de intereses y objetivos, entorno de horas de sufrimiento compartido… Los malos momentos se llevan mejor en compañía; los buenos, también. El grupo es todas esas cosas, y muchas otras a la vez. Cada cual lo ve con su matiz, pero, con toda seguridad, todos compartimos gran parte de su visión y percepción. Es el grupo. Casi no hay que explicarlo porque los sentimientos no necesitan explicación (aunque ahora, un poco torpemente, estamos intentando dar un par de pinceladas al respecto).

¿Cómo debe ser nuestro grupo? Por no repetirme, en «Vida y Maratón, Maratón y Vida. 42,195 kilómetros de aprendizaje» (https://www.vidamaraton.com/), lo defino de la siguiente manera:

Por descontado, el grupo con el que nos entrenemos debe ser parejo a nosotros en cuanto a nivel. Si acaso, un poco mejor para obligarnos a la mejora. Como en la calibración de los objetivos, un grupo muy por encima de nuestro nivel nos conducirá a la frustración (o peor aún, a lesiones por sobresfuerzo) y uno muy por debajo, al aburrimiento y desánimo.

También, claro, debemos coincidir mínimamente en horarios y lugares de encuentro. Incluso es deseable una afinidad personal que se extienda a otros campos más allá de lo que es estrictamente correr. Intereses comunes que refuercen el grupo, y aumenten la cohesión del equipo, que es lo que a fin de cuentas lo que termina siendo el grupo de entrenamiento. Porque de todo ello seguramente se derivará un enriquecimiento personal que supone un beneficio adicional incuestionable.

Esto es aplicable, como tanto de lo que vemos en la maratón, a la vida en su totalidad. Necesitamos a los demás; si son las personas adecuadas nos permiten no sumar, sino multiplicar nuestras capacidades y potencial. Tanto cuando estamos de acuerdo como cuando crecemos a través de la disparidad de opiniones, si somos capaces de gestionarlo adecuadamente y no llevar las discrepancias a planos donde siempre se pierde.

De igual modo, a la inversa, con personas no alineadas con nuestro objetivo y valores… ¿Hace falta que me extienda…? Seguramente, no.

En el grupo puedes encontrar amistades relativamente recientes, pero que adquieren una emotividad semejante (y, a veces, mayor) que amistades que datan de muchos más años, pero con las que hemos ido perdiendo afinidades. Aunque realmente, no es cosa de ir comparando; quizá sea más acertado decir que encontramos una sintonía diferente, pero muy poderosa.

En fin, se puede escribir, se puede hablar, se puede contar, se puede explicar… Pero hay que experimentarlo. Hay que vivirlo. Hay que sentirlo.

Otra vez más, la maratón (correr) es una escuela para la vida. Vida y Maratón, Maratón y Vida.

 Foto: de izquierda a derecha, Jon, Mario, Fidel, yo y Usandi. Parte de mi grupo, al terminar la Maratón de Donosti 2022, con diversos tiempos que van del 2:48:36 de Jon a mi 2:58:20. Y en la foto no están, aunque realmente están, Mikel, Gari, Beñat, Alazne, Iñigo, Nerea y Santi. Porque TODOS SOMOS EL GRUPO DE ENTRENO.